Como toda adicción, en el caso de la masturbación consiste en la necesidad compulsiva de excitar los órganos sexuales.
Esta necesidad es tan fuerte que la persona carece de la capacidad de mantenerse sin experimentar la masturbación.
Contrariamente a otras adicciones (como las drogas, el alcohol o el tabaco), la masturbación es una adicción de proceso. En este tipo de adicción, la euforia, el climax llega como consecuencia de la liberación de endorfina y otras substancias similares en el cerebro. Estas substancias son producidas por el organismo propio. Cuando la mente y el cerebro se acostumbran a niveles elevados de estas substancias, procura obtener (o hacer producir al cuerpo) con mayor frecuencia una fuente de las mismas.
Masturbarse es parte de la sexualidad tanto femenina como masculina, sin embargo cuando se dejan cosas de lado por hacerlo o la pareja ya no despierta deseo se puede volver un real problema.
Sobre la masturbación hay muchos mitos y tabúes, pero lo que sí es cierto es que no sólo no es perjudicial para la salud sino que puede contribuir a mejorarla.
Sin embargo, muchos varones caen en el exceso del autoplacer, hasta terminar en la masturbación compulsiva.
Los hombres que padecen este problema por lo general acuden a las consultas de los sexólogos, preferentemente solos, aunque tengan pareja y plantean la dificultad de carecer de deseo sexual.
No es frecuente que lleguen a presentar síntomas físicos: orgasmos secos o sangre en semen, aunque pueden darse. La problemática más usual tiene son las dificultades en relación con la pareja y relaciones sociales en general.
El cese de deseo hacía la pareja claramente trae problemas. En los casos más severos, la pérdida de tiempo y dinero para descargarse material pornográfico llegan a interferir con el trabajo y las relaciones sociales habituales.
Los tratamientos pueden ser a través de terapias, pero si el trastorno es más severo y el individuo tiene una personalidad compulsiva se recure a terapia farmacológica.
La adicción a la masturbación tiene dos grandes aspectos:
• Los físicos: una vez que el cerebro se acostumbra a los químicos liberados por el orgasmo, comienza a ansiarlos. Entonces, el adicto aprende a llegar al climax con mayor rapidez y con mayor frecuencia. Además el adicto se acostumbra a las sensaciones asociadas a la masturbación y luego las actividades sexuales normales no le satisfacen. Esto, por supuesto, afecta a la larga a la sexualidad de pareja.
• Los emocionales: la masturbación es un acto egoísta y centrada en uno mismo. Cuando alguien se acostumbra a la masturbación, también se acostumbra a tener sexo consigo mismo, sin tener la necesidad y responsabilidad de satisfacer al otro. Cuando el sexo se convierte en un medio para obtener las necesidades físicas, se ignora la necesidad de la pareja y esto acarrea problemas de relación.
Ahora bien, Para darse cuenta que se es un adicto a la masturbación, se debe tratar de abstenerte de la masturbación o de cualquier forma de sexo por 30 días. Si se puede aguantar este tiempo sin masturbarse, probablemente no sea un adicto. Sin embargo, es posible que quiera considerar dejarlo de cualquier manera por el bien de sus relaciones.