En una sociedad en la que se busca la autosatisfacción instantánea, cada vez es más común que los niños, niñas y jóvenes manifiesten problemas de conducta debido principalmente a su falta de habilidades para manejar la frustración. Pero existen técnicas muy efectivas para modificar el comportamiento inadecuado por medio de la disciplina positiva y en este artículo, aprenderás cinco estrategias muy útiles para ello.
Primero: decide cuál es la primera conducta que quieres modificar
Los padres suelen hablar de forma atropellada acerca de los interminables problemas de comportamiento de sus hijos. Sin embargo, cuando les pides que te aclaren de forma concreta cuáles son aquellas conductas que realmente les preocupan, pocos saben contestar a la pregunta.
Para conseguir modificar la conducta de tu hijo dedícate a observarlo por una semana y escribe en un papel cuáles son las 5 conductas que más se repiten. Puedes aplicarlas estrategias que se nombran en este artículo para modificar la primera de ellas y luego, repetir el proceso con las 4 siguientes.
Segundo: escoge la respuesta que vas a tener frente a la conducta indeseada
Cuando se trata de mejorar el comportamiento de un niño, es necesario que todo esté bien planificado. Por ello, debes elegir de qué manera vas a reaccionar a la conducta indeseada cuando esta se presente.
En la medida de lo posible, elige respuestas basadas en la disciplina positiva, es decir, que ayuden al niño a ser mejor persona, no peor.
Tercero: aplica la respuesta de forma dulce y consistente
Cada vez que tu hijo emita el comportamiento inadecuado, responde con paciencia y sin acritud de forma sistemática. Por ejemplo, si has elegido modificar la conducta de no hacer los deberes, cada vez que el niño traiga una nota de la profesora, pídele que escriba otra nota a ésta explicándole por qué no realizó la tarea y fírmala con algo parecido a esto: “como verá, señorita, estamos trabajando en ello”.
Por favor, no te regocijes en los errores que comete tu hijo y responde siempre con dulzura y comprensión, pero con firmeza, dejándole claro quién es el adulto.
Cuarto: hazle saber que estás para ayudarle a desarrollarse como ser humano
En muchas ocasiones, son los mismos hijos los que desean modificar el comportamiento y se autocastigan cuando observan que cometen los mismos errores una y otra vez. Otros niños, se ilusionan cuando ven que son capaces de actuar de forma apropiada y se decepcionan cuando vuelven a “equivocarse”.
Tanto en el primer caso, como en el segundo, es importante que le hagas saber que tú no puedes cambiar su conducta con una varita mágica, pero que sí puedes servirle de apoyo para conseguirlo.
Quinto: celebra cada conducta deseable
Celebrar no es lo mismo que premiar de forma conductista, aunque tenga un efecto parecido. Se trata de que le hagas saber a tu hijo o hija que te alegras de que se esfuerce en cambiar y que deseas expresarle tu sentimiento de orgullo por el esfuerzo que está realizando.
Entre más inesperadas sean las respuestas que des, más efectivas serán. A todos nos gusta sentirnos protagonistas y apreciar el cariño de los otros. Las emociones se contagian y en ello está la clave de tu respuesta ante las conductas apropiadas. Intenta en la medida de lo posible que estás respuestas sean siempre de tipo social como ver una película o ir a la playa.
Quizá te parezca demasiado sencillo esta receta de modificación de conducta, pero es que en realidad es algo bastante fácil. En mi consulta consigo cambiar conductas en menos de cinco minutos, simplemente “tocando las teclas que hay que tocar”.
Una cosa te garantizo, ni yo, ni ningún terapeuta conoce mejor a tu hijo o hija que tú mismo, y sin embargo, juntos, podemos conseguir mejorar su conducta. Así que ¡anímate a intentarlo!
Dra. Jenny Guerra Hernández
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