Hoy nos adentramos en el mundo del Tantra. Personalmente, para mí el Tantra es una filosofía de vida, una forma de mirar a través de tus ojos la divinidad del mundo y aceptarlo como bello. Un filosofía de vida muy acorde a la de Good Life. Podría resumirlo en una frase: “Aceptarse, aceptar el mundo y dejarse llevar por lo natural”.
Con la ayuda de OSHO, sin duda uno de los mejores autores en la materia, procedemos a adentrarnos en el apasionante mundo del Tantra, estudiando cómo podemos valernos de él para ser personas más seductoras y además poder gozar de unas relaciones sexuales más apasionantes.
El punto de partida es el aquí y el ahora; la llave maestra, la aceptación de nosotros mismos.
El Tantra te invita a aceptarte tal como eres. Esto es lo fundamental, total aceptación; solamente aceptándote totalmente puedes crecer. Un crecimiento a partir de la aceptación. Utiliza todas las energías de que dispones ¿Cómo utilizarlas? Aceptándolas, descubriendo lo que son esas energías. ¿Qué es el sexo? ¿Qué es ese fenómeno? No lo conocemos realmente. Sabemos muchas cosas acerca del sexo, cosas que nos han transmitido. Tal vez hemos experimentado el acto sexual, pero con remordimientos, con una actitud supresora, con urgencia, con prisas; como un desahogo.
Entonces el acto sexual no es un acto amoroso, no te quedas realmente satisfecho, pero tampoco puedes prescindir de él. Cuanto más tratas de vivir sin el, más te atrae, cuanto más lo condenas, más te tienta.Solamente una sensibilidad, experiencia y un sentir profundos, pueden hacerte entender todo. De ahí que tanto en la seducción como en el sexo resaltemos que hay que vivir el presente y disfrutar el proceso. El Tantra te dice que aceptes el sexo y lo disfrutes, sin una meta, sin un fin. De esta forma, sin preocuparnos por eyacular y concentrándonos en todas las sensaciones y emociones que nos proporciona el sexo, sintiéndonos un solo ser con la otra persona, conseguimos controlar esa eyaculación y ver el sexo como un camino de disfrute, y no como un fin y objetivo a alcanzar.
Esto es perfectamente aplicable a las relaciones sociales, ya que la mayoría de los chicos piensan más en ampliar su repertorio de conquistas que en disfrutar el proceso, y deleitarse con los sentimientos que despiertan en la chica y ella en ellos. En el caso de las chicas es algo distinto, ya que generalmente suelen ser más emocionales.
El Tantra dice: Sé uno, a través de la aceptación te vuelves uno, no a través de la lucha. Acepta el mundo, el cuerpo y todo lo que es inherente a él. Si luchas el ego está ahí. El Tantra dice que no luches, entonces no hay posibilidad para el ego.
Esto no significa que tengamos que ser indulgentes, el Tantra nos dice que seamos indulgentes pero de una forma consciente. Si estás enfadado, no te dirá que no lo estés, te dirá: enfádate de todo corazón, pero sé consciente. Si eres consciente, la ira se transforma y se vuelve compasión. Seguramente recordaréis algún momento en el que hayáis sentido ira o sentimientos negativos, y al daros cuenta y ser consciente de ellos, habéis conseguido controlarlos. No es lo mismo estar enfadado y actuar en consecuencia, que estar enfadado y ser consciente de que estás enfadado. Al ser consciente de tu enfado puedes controlar mejor tus acciones. No está mal que te sientas enfadado, es algo natural, pero con la indulgencia consciente de la que nos habla el Tantra podremos gestionar mejor ese enfado.
Este ego se produce mucho en el acto de la seducción. Por ejemplo cuando un chico o una chica ven a una persona que quieren conocer, al decirse “por mis cojones que voy a ir a conocerla/o” se produce el ego. Ese ego a veces te motiva y otras te paraliza, y éste es producido por una falta de aceptación. El Tantra aquí te diría que aceptes completamente el conocer a esa persona, de esta forma no se produce ese ego que te bloquea, y es el entusiasmo a través de la aceptación y de vivir el presente lo que mueve a esa persona a hacerlo de forma natural.
Si aceptamos la seducción tal como el Tantra acepta el mundo y el sexo, no pensaremos que estamos haciendo nada malo y nos sentiremos bien dejándonos llevar por nuestras acciones e instintos naturales. El ego puede impulsarnos a conseguir las cosas, a acércanos a esa chica o chico y puede dar ánimos a nuestra valentía, no obstante nos hace dependientes de nuestros éxitos para ser felices.
Para el Tantra todo es sagrado, nada es profano. Entiéndelo de esta forma: para una persona no religiosa, todo es profano. Para la persona supuestamente religiosa, algunas cosas son sagradas y otras profanas. Para el Tantra todo es sagrado. “Un misionero cristiano me dijo: “Dios creó el mundo”. Así que yo le pregunté: “¿Quién creó el pecado? “El diablo”, me respondió. Entonces le pregunté: “¿Quién creó al Diablo?”, “Dios, por supuesto” me dijo un tanto confundido… El diablo crea el pecado y Dios crea el Diablo ¿Quién es entonces el verdadero pecador? ¿Dios, o el Diablo? Una concepción dualista siempre te lleva al absurdo. Para el Tantra, Dios y el Diablo no son dos; no hay nada que puede llamarse pecado: todo es divino, todo es sagrado. (OSHO)
Para fluir y ser naturales, el Tantra nos dice que necesitamos una mente sana. Lo que ves como enemigo – la codicia, la ira, el odio, el sexo o cualquier otra cosa -, tu actitud de abordarlo así es lo que lo convierte como tal. Recíbelo como un regalo divino, abórdalo con gratitud en tu corazón.
Como ves, esta filosofía de vida es aplastantemente útil en la seducción y el sexo. Si aceptas la seducción como algo bello, el besar una chica/0, el sacarla/0 a bailar, el invitarla/0 a tu casa, el tener sexo con esta persona… si aceptas todo en su esplendor y divinidad, el ego desaparece, volviéndote una persona más seductora y natural.
Como decía Og Mandino en su libro “El vendedor más grande del mundo”: Saludaré este día con amor en mi corazón ¿Y cómo me enfrentaré con las personas con quienes me encuentro? De una sola manera, en silencio y en mi fuero interno me dirigiré a él y le diré que le amo. Aunque dichas en silencio estas palabras se reflejarán en mis ojos, serenarán mi mente, harán que una sonrisa asome a mis labios, y harán eco y mi voz y su corazón se abrirá. ¿Y quién es aquél que se negará a comprar mis mercancías cuando en su corazón sienta mi amor?
Og Mandino sabía de lo que hablaba cuando escribió esas palabras. En la seducción, al mismo tiempo que es muy importante sentir alegría para transmitirla, también es importante sentir amor en tu fuero interno para contagiarlo en la otra persona, tal como nos dice Og Mandino y los principios del Tantra.
Quiero terminar este artículo con la siguiente anotación de Robert Green en su libro “El arte de la seducción”:
Los seductores nunca están ensimismados. Su mirada se dirige hacia el exterior, no hacia el interior. Cuando conocen a alguien, su primera jugada es introducirse en su piel, contemplar el mundo a través de sus ojos. Todos tenemos inseguridades, pero los seductores logran no hacerles caso, encontrando como terapia para los instantes de duda dejarse absorber por el mundo, lo cual les confiere un espíritu optimista que hace deseable estar a su alrededor.