¿Te has puesto a pensar que muchas de tus conductas y actitudes sexuales tienen que ver no sólo con tu manera de ser sino también con el entorno en el que te encuentras? Esto significa que tu sexualidad está influida por tu educación (tu formación en casa en todos lo sentidos), por tu grado de estudios, por la profesión u oficio que desempeñas, por tu edad, por la religión que practicas, por el país donde naciste y te desarrollas, por el grupo social al que perteneces y hasta por tus circunstancias, además obviamente de tu manera de pensar, sentir y percibir el mundo que te rodea. Bases en tu vida que te orillan a decidir cuándo y cuántos hijos quieres, si prefieres tener varias parejas sexuales o mejor optar por la virginidad. Decisiones que también puedes cambiar. Los cambios en cualquier sociedad, son lentos y graduales. Las actitudes sexuales no son la excepción. En 1961, por ejemplo, un filme que causó polémica y que ahora nos parece fuera de contexto es “Esplendor en la hierba” (filme sobre las incomprensión entre padres e hijos, y sobre los tabúes existentes en cuanto al sexo). Hoy en cambio, tenemos la sensación que las “escenas de cama” le dan más fuerza a la historia de amor o desamor que estamos viendo.
Todos los hombres quieren “eso”
Dos de los grandes clichés que por años han “dañado” la sexualidad humana es hacer creer al hombre que será más atractivo y deseable si alcanza mayor éxito mientras que a la mujer se le enseña a ser bella (a costa de lo que sea), virtuosa , (y en otro tiempo), casta. Esta manera de ver la sexualidad, era muy difícil para la mujer, porque por un lado debía ser coqueta y atraer al sexo masculino y por otro, mantenerse virgen a como diera lugar, para llegar “pura” al matrimonio. El hombre tampoco la pasaba muy bien. El debe (¿o debía?) dar el primer paso. Ser un seductor y hacer caer a la mujer. Si ésta accedía, era la catástrofe. El hombre entonces para calmar su propia culpa, ansiedad o miedo (a las consecuencias), decía sentir amor en la relación o asegurar que la mujer lo había provocado y que era la culpable de todo. Pero como el sentimiento allí seguía, aparecían la hostilidad y la ira. Esto lo llevaba a pelear con ella, hablarle en forma degradante o alejarse definitivamente. Ella por su parte, se sentía confundida, rechazada, culpable y avergonzada. (Sentimientos que no tienen que ver tanto con la religión sino con la manera en que la mujer fue educada). —Los valores religiosos están en la mente de cada quien. Se trasmiten de generación en generación. Si una familia cree que “el sexo es malo” así será— dice a sexóloga y psicóloga, Silvia Olmedo, conductora de “Cuéntamelo” de Telehit —para erradicar la culpa— dice la especialista— es fundamental armonizar la parte emocional, física e instintiva. Es decir, autoconocerse. Suplir la palabra culpa por entendimiento o experiencia—.
No obstante, y a pesar de estos prejucios, uno de los más grandes cambios significativos que ha ocurrido en los últimos años ha sido la participación de la mujer en la sociedad. Muchas de ellas no sólo son totalmente independientes, sino que además conocen su cuerpo. No temen al placer y saben cuándo y cómo pedirlo. Las investigaciones antropológicas han revelado que aquellas culturas que estimulan a sus mujeres a ser totalmente libres en su expresión sexual, producen mujeres cuyas reacciones amatorias son tan expresivas y vigorosas como las de los hombres. —El papel del hombre también ha ido cambiando— señala Olmedo— La creación de los 2 sexos es una evolución. Hombres y mujeres necesitamos ubicarnos. Es cuestión de autoestima. Para los hombres, el papel de la mujer en la actualidad, no ha sido fácil, todo ha sido muy rápido. Nunca estamos preparados para los cambios, nos tenemos que adaptar. No sólo racional sino también emocionalmente— dice.
Muchas parejas grandes vacíos
No es de gratis que las princesas en los cuentos de hadas, fueran adolescentes (14-16 años), la finalidad principal de unirse a su “príncipe azul” era la procreación. Hay muchos ritos y mitos que giran alrededor de esto. Era “pecado” pensar en el placer y muchas veces tampoco se pensaba en el amor. Hoy las cosas han cambiado. No sólo el placer tiene la primacía, sino que además “las princesas y príncipes” de esta época, compiten por ver quien tiene más parejas sexuales. Todos ellos y muchos jóvenes y adultos andan desesperadamente en busca de placer. El pago emocional por esta actitud sexual, ha sido muy alto. —El tener muchas parejas sexuales nos lleva a un vacío espiritual. Es como cuando sólo comemos fast-food nos llenamos, pero estamos desnutridos —dice Olmedo—.
—Además del vacío interno, podemos adquirir enfermedades de transmisión sexual como el Sida, el virus del papiloma humano o Hepatitis B. Por tal razón, muchas personas están optando por ser fieles, monógamos y fortalecer sus lazos afectivos y emocionales— dice en Doctor en Ciencias, Carlos José Beyer Flores, cuyo tema de investigación es la Regulación neuroendocrina de la conducta sexual masculina y femenina. —Hay cada vez más tolerancia y disposición para a aprender sobre sexualidad. Depende mucho del acceso de información adecuada— señala— . Sexólogos, sociólogos, psicólogos, antropólogos y medios de comunicación están difundiendo una mayor y mejor educación sexual. Los padres de familia tienen más y mejores armas para enseñar a sus hijos a ser responsables de sus decisiones y a las consecuencias de las mismas. Cada vez hay más libros de educación sexual de lenguaje sencillo y accesible al alcance de todos.
Por Nazaret Estrada