La leche consiste en tres partes: la grasa o nata, el suero, y los sólidos lácteos. El problema reside en los sólidos lácteos, que están compuestos de muchas proteínas diferentes además de la lactosa y otros azúcares, según el Doctor Woodford Profesor de Gestión de Granjas y Negocios Agrícolas en la Universidad Lincoln en Nueva Zelanda. Una de esas proteínas es la beta caseína.
Las proteínas son largas cadenas de aminoácidos que tienen muchas ramas que salen de la cadena principal. La beta caseína es una cadena con 229 aminoácidos y la prolina en el número 67, al menos en las vacas antiguas, llamadas A2, éstas incluyen vacas Guernsey, Jersey, Asiática y Africana. Las vacas que tienen esta beta caseína mutada son las vacas A1, éstas son razas históricamente más recientes, como las vacas Holstein y Friesian.
La cadena proveniente de esta histidina es un fragmento de proteína conocido como beta casomorfina 7 (BCM 7). Los efectos negativos de este fragmento pueden ser devastadores ya que este es un poderoso opiáceo o narcótico además de un oxidante.
Enfermedades producidas por la proteína beta casomorfina 7
Según explica Woodford, que ha estado examinando estudios de población e investigaciones con animales y humanos, la proteína beta casomorfina 7 está asociada con la intolerancia a la leche y varias enfermedades autoinmunes como la diabetes de tipo 1, diabetes que suele aparecer en la infancia o la pubertad. En la gente que padece diabetes de tipo 1, el cuerpo destruye sus propias células de insulina.
La proteína beta casomorfina se ha mostrado como causa de deterioro neurológico en animales y gente, en particular en gente que padece autismo y esquizofrenia. Esto también interfiere con la respuesta inmunitaria. Se ha comprobado que la aplicación de esta proteína puede provocar diabetes tipo 1 en animales. La proteína beta casomorfina provoca inflamación de los vasos sanguíneos, y se asocia selectivamente a las células epiteliales en membranas mucosas como la nariz y la garganta, donde pueden estimular las secreciones de las mucosas.
Leche de vaca de tipo A2 y leche de vaca de tipo A1
Hay una diferencia importante entre la proteína humana beta caseína y la beta caseína producida por las vacas de tipo A1. La beta caseína humana es más parecida a la del tipo A2, lo que quiere decir que la leche humana libera mucha menos beta casomorfina que la liberada en la leche A1. Investigadores de Nueva Zelanda haciendo pruebas con leche humana, encontraron que en ella había menos del 1% de proteína beta casomorfina 7 en comparación con la que existe en la misma cantidad de leche de una vaca A1. Esto significa que los efectos narcóticos de la leche humana para alimentar a los bebés son menores que una centésima de los producidos por la leche A1.
Cómo actúa la proteína beta casomorfina 7 de la leche
Cuando esta proteína se libera en el intestino, debería ser difícil que atravesar la pared intestinal y pasar al flujo sanguíneo ya que es una molécula bastante grande. Pero en la gente que tiene fugas intestinales puede pasar fácilmente a través de la pared intestinal y entrar en el flujo sanguíneo. El Doctor Woodford explica que puede detectarse un incremento de estas proteínas en la orina, según él, hay una clara evidencia de que la gente con úlceras de estómago o enfermedad celiaca no tratada, también puede absorber la proteína beta casomorfina 7 de esta forma, los bebés también pueden absorberla de esta manera ya que sus paredes intestinales permiten pasar grandes moléculas fácilmente al flujo sanguíneo. Esa es la forma en que son capaces de absorber el calostro de su madre.
Esta susceptibilidad de los bebés a los efectos de la proteína beta casomorfina 7 hace que los productos de leche infantil de fórmula A1, de vacas de muy mala elección. Opioides como la proteína beta casomorfina 7 reducen el paso a través del tracto digestivo tal y como explica el Dr. Woodford, esta es la causa de que los bebés alimentados con productos basados en leche de vaca en lugar de leche humana sean susceptibles de padecer constipados y puedan sufrir fisuras anales. Woodford sugiere la posibilidad de que esta reducción de paso a través del sistema digestivo que provoca la leche de vaca de tipo A1 puede incrementar la intolerancia a la lactosa.
Según Woodford, una temprana y prolongada exposición a la proteína beta casomorfina 7 por la ingesta de alimentos infantiles puede suponer una mayor probabilidad de padecer autismo y síndrome de Asperger (dificultades en la interacción social y en la comunicación de gravedad variable, así como actividades e intereses en áreas que suelen ser muy restringidas y en muchos casos estereotípicas) además del resto de enfermedades que pueden resultar, lo cual está impulsando la investigación sobre el tema. Hasta que esté completada la investigación, sugiere que las madres den el pecho a sus bebés el mayor tiempo posible e insisten en usar sustitutos de la leche materna basados en leche de vacas de tipo A2.
Las razones de la mutación que produce la proteína beta casomorfina 7 son desconocidas y han ocurrido hace varios miles de años. El gen de la beta caseína A1 se extiende rápidamente en muchos países del mundo occidental.
Productos con leche de vacas A2 y alternativas.
No se sabe si la proteína beta casomorfina 7 puede ser un problema en el queso, helados, yogurt, leche u otros productos lácteos. En Francia no se aceptó la A1 razas de vacas y los quesos franceses se hacen con leche A2. En los EE.UU. sólo hay una factoría de lácteos con vacas A2 hasta la fecha, que se encuentra en Nebraska Firth.
La absorción de esta proteína es mucho menor en las personas con tractos digestivos sanos, lo que sugiere que mantener una salud digestiva debería ser una prioridad por todos los que beban leche en paises con mayoría de vacas A1. Una de las mejoras formas de conseguir esto es con el consumo diario de alimentos probióticos, como alternativa, también podemos usar leche de cabra que es de tipo A2.